Un viaje inusual es cualquier viaje que se salga fuera de lo corriente. Me gustaría aclarar que en nuestra web no solo publicamos y relatamos viajes de turismo y placer, también englobamos otro tipo de viajes que se salgan de los circuítos extraordinarios, como puedan ser de investigación, de migración, por trabajo o, en este caso solidario, con el fin de ofrecer ayuda humanitaria a los refugiados sirios en Ioannina, Grecia.
Primer día en el campamento
El suelo es un barrizal cubierto con piedra suelta para que drene algo. Las tiendas de campaña están asentadas sobre el, sin base alguna, por lo que los refugiados duermen todos en sacos mojados directamente sobre la piedra…
Comienza la entrega de plátanos y leche. Foto: Javier Pérez de los Cobos
Somos de los primeros voluntarios en llegar y como la municipalidad está desbordada, nos han pedido que organicemos al resto de voluntarios según vayan llegando.
Ordenando los alimentos y el material. Foto: Javier Pérez de los Cobos
El campo lo guarda el ejército, con un personal muy majo, y que nos deja una tienda para empezar a montar el chiringuito. Después de un par de horas intentando poner orden a las ideas, decidimos dar biberones, leche, pañales, medio plátano y galletas a los niños, identificándolos por el número de tienda en el que se albergan. Hay afganos y sirios, y muy pocos hablan inglés, por lo que que la entrega es bastante lenta debido a los problemas lingüísticos.
En general, salvo algún listillo, los niños son súper ricos, están más limpios de lo esperado, y esperan pacientemente bajo la lluvia a que les toque turno. Porque, no os he dicho que esta zona es como la Galicia de Grecia; todo el puñetero día lloviendo. Así que es imposible mantenerlos secos.
A pesar de las carencias que tienen no se abalanzan sobre la comida ni se originan apelotonamientos ni peleas. (si mis hijos hubieran estado en estas condiciones, no se si hubiera comportado de forma tan educada).
Los medios plátanos que dábamos no nos llegaron para todos.
No hay agua caliente, así que mañana, si la conseguimos, intentaremos bañar a los bebés, que el doctor les haga un pequeño reconocimiento y darles más leche. También intentaremos potenciar la lactancia materna en un entorno adecuado, más resguardado, aunque cualquiera saca la teta con este frío.
Tengo el frío metido en los huesos, solo que yo ahora me doy una ducha caliente y luego me meto en una cama seca, mientras que ellos siguen andando sobre el barro con chanclas o botas agujereadas, y durmiendo sobre las piedras mojadas.
Así es la vida…
Texto de Patricia
Tiendas del campamento puestas directamente sobre el suelo lleno de piedra. Foto: Javier Pérez de los Cobos
Grecia
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