Portugal está de moda, eso es indudable. Su cercanía, la amabilidad de sus gentes, el excelentemente conservado patrimonio, las magníficas playas y sus asequibles precios en estos tiempo de crisis, han hecho que los españoles se vuelquen en el país vecino durante sus vacaciones. Portugal está lleno de sorpresas que es una delicia ir descubriendo poco a poco, practicando el «slow travel». Juromeha es uno de esos rincones inusuales que merecen nuestra atención. A Juromenha, se se puede llegar desde España yendo desde Badajoz o desde Olivenza hasta la ciudad Portuguesa de Elvas, y desde ahí cogiendo la N373, en dirección a Évora.
Juromeha es un pequeño pueblo amurallado que domina altanero, desde un altozano, el río Guadiana y la frontera con España, que era desde donde venía casi siempre el peligro. Quizás penséis que de esos hay un montón en Portugal y en España, pero lo singular de Juromenha, es que la ciudad antigua se abandonó por completo en el siglo XIX, para construir un nuevo enclave a escasos metros del antiguo. Algo parecido a lo que ocurrió con Castellar de la Frontera. La ciudadela o castillo, quedó tal como la dejaron sus habitantes, aunque ahora está algo más destrozada por efecto del vandalismo y del paso del tiempo, que a veces es más vándalo que nosotros mismos, que ya es decir… ¡como se las gasta el tiempo! Juromeha es un enclave que ha sufrido innumerables cambios desde su fundación. El pueblo que podemos visitar en la actualidad, es una fortaleza de sistema Vauban, cuya construcción data de siglo XVII. Tiene la estructura en estrella característica de estas construcciones, altas murallas inclinadas para que las balas de cañón rebotaran y no dieran de lleno en la piedra, garitas de vigilancia rematadas con un tejadillo en forma de cúpula, como las que, por ejemplo, podemos ver en las murallas de Cádiz y unas impresionantes vistas sobre el río Guadiana, que por si solas, bien merecen la visita. En la iglesia, que aún se mantiene dignamente en pie, celebraron sus bodas el rey Alfonso IV de Portugal (1325-1357) con Beatriz de Castilla y su hija María de Portugal con el rey castellano Alfonso XI. Curiosamente su constructor, el ingeniero flamenco Cosmander, se pasó más tarde al bando español, ayudándoles a conquistar la fortaleza que el mismo edificó.
Juromeha está fuera de los circuitos habituales, pero no hay que desviarse excesivamente para poder visitarla. Además, en sus alrededores, encontramos lugares muy interesantes como son las ciudades de Olivenza y Elvas, el puente de Ajuda o el curioso castillo de influencia árabe de Alandroal. Hay que adelantarse a los planes del gobierno portugués de transformar Juromeha en una pousada, el equivalente luso de los paradores españoles, porque aunque contribuirá a su recuperación y conservación, la ciudad ya no será lo mismo y perderá algo de ese encanto y exclusividad que ahora tiene.
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