Un viaje inusual es cualquier viaje que se salga fuera de lo corriente. Me gustaría aclarar que en nuestra web no solo publicamos y relatamos viajes de turismo y placer, también englobamos otro tipo de viajes que se salgan de los circuítos extraordinarios, como puedan ser de investigación, de migración, por trabajo o, en este caso solidario, con el fin de ofrecer ayuda humanitaria a los refugiados sirios en Ioannina, Grecia.
Segundo día en el campamento
El día comienza mal, lloviendo a mares, así que decidimos dar leche caliente, manzanas y té para niños y adultos en una tienda y productos para bebés en otra.
Las medias manzanas que les damos será la única aportación de fruta que van a tomar hoy. Como no tenemos infraestructura, cada vez que damos algo caliente tardamos una hora en prepararlo, porque para hervir el agua usamos unos pequeños hervidores eléctricos de uso casero, que calientan 1,5 litros. Si ponemos varios al mismo tiempo se funden los plomos (hoy he saltado el diferencial mas de 15 veces).
Los refugiados (la verdad es que no me gusta definirlos así porque ya les vamos poniendo caras y nombres) son encantadores, nos agradecen que vayamos allí y entre ellos han surgido varios ayudantes que se desviven por facilitarnos las cosas (cuando somos nosotros los que deberíamos facilitárselas a ellos).
Uno de los niños que están en el campo me ha enseñado el vídeo de como vino en una barcaza con sus padres. Una odisea que no se si repetirían si hubieran visto lo que aquí les esperaba.
A mediodía ha salido el sol mientras el ejército reparte la comida, la única templada del día.
Por la tarde hemos vuelto a hacer té y leche, y en lugar de galletas les hemos hecho sandwiches con crema de chocolate. Las caras de alegría de la mayoría de los niños al ver el chocolate, ha sido la recompensa del día.
Mientras terminamos de repartir la comida, algunos hombres nos hacen un baile típico, que premiamos con los sandwiches sobrantes.
Antes de irnos, ya caída la noche, damos un paseo por las tiendas. Hace un frío que pela y han hecho muchas fogatas con los palos que se encuentran por los alrededores del campo. Lo malo es que cada vez tienen que irse más lejos para encontrarlos, hoy el padre de una familia bastante numerosa ha tardado más de una hora para traer 4 palos con los que calentar a su gente. Nos han invitado a calentarnos con ellos y nos han ofrecido café turco. La verdad es que por donde vamos nos ceden su sitio en el fuego y nos ofrecen las cosas que nosotros mismos les hemos dado anteriormente. Otra familia está cocinando verdura, ya que, la comida sana brilla por su ausencia, y los que tienen algo de dinero se lo gastan en víveres. El ejército le da a cada uno un zumo y un bocadillo, con una especie de sucedáneo de pollo, para cenar.
Con el frío que hace vendría mejor una sopita ¡Y mañana más y mejor, que estoy que desfallezco!
Texto de Patricia
Grecia
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